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HAXIX 01: Clases en la playa

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MidoriGale's avatar
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Midori: Todos los detalles y especificaciones del mundo y personajes están en el capítulo introductorio, links a éste y fichas de los personajes principales en la descripción. He decidido darle doble espaciado a los párrafos para que sea más cómodo, aunque deberé acortar los caps también. Y recuerden, no lean en la PC cuando están cansados!





Se movió incómodo. Sentía demasiada luz y murmullos como para seguir durmiendo a gusto… Pero el sueño que tenía, estaba muy plácido en la cama, durmiendo. Sintió que se deslizaba de la cama o algo por el estilo y estrechó la almohada.

Ésta se escapó de él, haciendo caer su cabeza pesada sobre el colchón y trayéndolo definitivamente a la realidad. – Ah… – Reclamó abriendo los ojos.

Lo primero que vio fue el camarote del otro extremo del cuarto, a su almohada terminando de elevarse por los aires al camarote superior, a la mano de un chico de cabello café, lacio y ojos negros, que tenía la vista dentro de un libro. Tomó la almohada sin despegar la vista del texto con la mano libre.

–¡¡¡Buenos días!!! – Exclamó alguien a su lado. Era un chico de cabello rubio oscuro y ojos verde agua, muy alegre.

Dásos estaba malhumorado por ser despertado. Miró la ventana y era muy temprano. –¿Qué…?

–¡Hoy hay clases fuera! – Volvió a exclamar el chico apoyado en su camarote, aún con pijama.

–¿Cuál… era tu nombre? – Algo apenado y enderezándose.

Sonrió un poco triste pero recuperó su aire alegre rápido. – Soy Estephan. Llevabas mucho sin dormir con nosotros.

Frotándose los ojos. – Y supongo que el de allá era el que me quitaba la almohada de noche.

–Lo hice recién hoy. – Parecía que podía hablar y leer a la vez. – Antes de que te casaras con la almohada decidí quitártela.

–Te lo recordaré. – Intervino Estephan. – Él es Zach. Quien te quitaba la almohada antes era Eis. – Apenado. – Vamos, vamos. ¡Hoy tocan clases en la playa! – dando un salto.

Dásos se puso tenso y azul, recordando a Eis abriendo exageradamente los ojos. Buscó en el cuarto pero la cama de abajo del camarote de Zach estaba vacía. No encontró al chico de cabello celeste por ninguna parte

–Deja de leer Zach, te perderás el desayuno. – Le decía Estephan que de un salto se encaramó a la litera de Zach.

–Si no te bajas nos vamos a caer. – Zach ni lo miró pero con la mano libre tiró la sábana y las frazadas a los pies de la cama, cubriendo a Estephan.

<<Al menos ellos no son como él>> Pensó Dásos bostezando. – Porqué tan temprano…

Estephan lo miró desde el suelo. Bajando cayó sentado al suelo, al pisar mal la escalera. – ¿Nunca has ido a las clases afuera?

Recordando su largo historial de huidas y de dormir en cualquier lado hasta cualquier hora. – No… ¿Cómo es eso?


Clases en la playa.

No todas las clases se realizaban en un aula o sector cercano al edificio del colegio. Dependiendo del año y la materia muchas clases se realizaban al aire libre en diferentes partes de los terrenos de la escuela. Eso evitaba aglomeraciones y problemas de colapso con la estructura. La escuela contaba con centros y pequeñas casas o villas en cada uno de sus terrenos, ante cualquier necesidad o emergencia.

La cantidad de "secciones" por curso estaba limitado a cuatro por lo general y los alumnos estaban repartidos en números equitativos usualmente.

La escuela Haxix posee dos salidas al mar. Una por un lago que daba al gran mar, y otra playa más cercana que daba a un pequeño océano entre continentes.

Estaba a una hora de caminata.

La escena en el cuarto continuó así:

–Las clases afuera son lo mejor. – Explicaba Estephan. – Ya que es inicio de año aún hace buen tiempo. Por lo general es medio día de campo… Mira, nos toca clase de conjuro e invocación allá. Al menos hasta que llegue la época de lluvias vamos a practicar control de los elementos de playa, como puede ser agua para los que son afines a ese elemento, arena para magos como tú u otros elementos que se puedan hallar en un terreno como es la playa. En invocación es invocar algo de ese ecosistema, creo que ya me entiendes. – Sonriendo alegre. – Los peligros de mar, las criaturas peligrosas que pueden atacarnos, ver cómo defendernos en ése territorio. Saber de antemano lo que podemos y no podemos usar es vital.

–Oh… Ya veo. – Dásos estaba asombrado, porque como a las únicas clases que iba antes de que lo arrestasen era a clases dentro de la escuela, donde sabía cómo huir, no conocía esas clases al aire libre. Se permitía sólo en cursos mayores debido a los riesgos que podía conllevar sacar a alumnos muy pequeños.

–¡También es súper cuando vamos a las montañas! – Pensándolo. – Te hubiera gustado el año anterior, fuimos a casi todos los bosques que rodean la escuela, eso no nos tocará éste año.

Zach golpeó suave con su libro a Estephan. – Yo me adelanto. – Ya vestido. – Buscaré a Eis. – Con una mochila bien cargada a cuestas.

–¡Está bien, nos vemos en el desayuno! – Muy alegre.

–No lo vi al despertar.

–¿A Eis? Siempre que hay salida suele levantarse antes que nosotros. – Dijo como si no le extrañara. – Especialmente cuando vamos a algún lago, río o al mar. – Se apartó de su cama. – ¡Vamos a alistarnos! Tienes que cargar todo lo que vayas a necesitar.

Confundido. – ¿Y qué voy a necesitar…? No voy a las playas de la escuela desde magia baja…

–¡Un montón de cosas! – Espantándolo al aparecerle de sorpresa encima. – Ponte algo con lo que te puedas bañar de ya, vistámonos y hacemos la mochila juntos. – Animoso fue hasta su gaveta.

Dásos lo miraba entre entretenido, dudoso y enternecido. <<¿Y él es amigo de Eis?>> Pensando que no le caía mal… y recordando un poco triste el primer encuentro, después de saludarlo vio a Eis y se dio a la fuga, dejando a Estephan hablando solo. También pensando que no conocía a su curso en realidad… y sería la primera vez después de mucho tiempo que estaría con ellos ya que desde ese día, comenzaría a ir regularmente a clases.

Trataba de no relacionarse con nadie. Si sus emociones no tenían altos y bajos, su conexión con la naturaleza y todo lo demás no reaccionaría, no habría catástrofes, no habría temblores… ni mal clima innecesario. Pero si aprendía a controlarlo podría obtener la tan esperada libertad que había estado buscando fugándose por toda la escuela.

Hasta a él mismo le dolía no acercarse a los demás. Era hora de cortarlo, de dejar esa actitud tonta y empezar a trabajar en no crear problemas, porque los demás no tenían la culpa.

Ya vestido. – Ah… Pero no tengo ni bolso ni mochila… – Dijo terminando de buscar debajo del camarote, por el suelo. – Ya ni recuerdo qué se hizo…

–No te preocupes, yo te presto algo… Y si no tienes toalla vamos con la encargada. – Abriendo un armario donde todos colgaban abrigos y otras prendas que no cabían en las gavetas.

–Oye… ¿Eis no se enojará porque seas así conmigo? No le caigo bien… y él a mí tampoco.

–Nop. – respondió. Era bastante bajo para la edad de dieciséis años, y se veía muy infantil de expresión. Le lanzó un bolso con suavidad. – Él sabe que soy así con todos, no puede cambiarme. Si no fuera así, entonces no sería mi verdadero amigo y me habría dado cuenta de ello, si lo incomodara también… Pero él me agrada. – Sonriendo. – Es cosa de conocerlo y dejarse conocer aunque tal vez al inicio lo intimidé un poco. Por suerte estaba Zach, es quien lo entiende mejor. – Dejando su mochila al lado de Dásos. – Armemos esto rápido para desayunar, no es entretenido caminar una hora sin comer.

Al bajar al comedor no habían muchos cursos despiertos de otros años. Unos ya estaban en clase, y otros aún dormían. El sol llevaba menos de una hora de haber salido.

–Qué temprano. – Se quejó Dásos al ver las 8:30 de la mañana en el reloj. Estephan había corrido hacia Zach y Eis. Cuando Dásos y Eis cruzaron mirada, Dásos se estremeció. <<Definitivamente no desayunaré con ellos>>. Encontrando a alguien que le hacía señas. Un chico de cabello castaño con reflejos rubios, muy desordenado, que estaba sentado frente a una elfa de larga cabellera verde agua que lo observaba tímida. <<Coral…>> Fue con ellos. – ¿Ustedes también son de mi curso? – Sentándose.

–No… No… – Dijo Coral.

–Soy Jean. Somos de la A.

–Ou… Creo que yo soy de la C… – Confundido.

–No importa. – Siguió Jean. – Yo soy amigo de Coral. Ella me platicó de ti cuando se conocieron hace tres años, y las otras veces que se toparon. ¿Piensas volver a las clases?

–Por lo que me dijo el director… sí. – Suspiró. – ¿Ustedes van a la playa?

–Sí, éste año las salidas a terreno de cuarto año son entre el A y el C, y el B y D. Por suerte nos tocará juntos. Ellos son de tu letra. Escuché que no se llevan. – Jean apuntó al grupo de Eis.

–Más o menos… Estoy algo perdido con todo esto.

–Toma. – Le tendió la mitad de su desayuno. – Ya no hay tiempo, a las 9 debemos estar en la puerta este, sino el grupo se irá sin nosotros. Hay que caminar antes de que haga calor.

Sonrojado. – Gra… Gracias. – Miró a Coral. – Vienes, ¿No?

–Sí… Debo ir…

–Tienes que practicar correr en arena. – Le dijo Jean apasionado a Coral. –Sabes lo difícil que es correr en la arena.

–No lo creo necesario…

–¿Y si fuera un terreno desértico? – Dásos la miró con la cuchara en la boca. – La arena de la playa es como correr en la arena de donde sea, debes practicar eso.

–¡¿Verdad que sí?! – Jean estaba feliz por verse apoyado. – No estaremos juntos todo el día. Nosotros tendremos conjuro mientras ustedes invocación, y después a la inversa, nos intercambiaremos los maestros. En los momentos libres si quieres nos buscas… También nos harán un poco de deporte, aprovechando la situación.

–A ti también te gusta la playa…

Alzando un brazo. – ¡Claro que sí! – Entusiasmado. – Arena, sol y diversión. – Con una gran sonrisa. – Son las clases soñadas aunque deberé mejorar mis conjuros para que me dejen divertirme en el mar… ¿¿Alguna vez has hablado con una planta acuática?? – Golpeando la mesa y con gran interés.

–¿Qué?

Coral carraspeó. – Dicen que se te da hablar con "todos los seres vivos"… A mí también me da curiosidad saber si es posible con algo que está bajo el agua….

–Nunca lo he intentado… – Pensándolo seriamente. Le palparon con ganas la espada y se puso rígido.

–Qué alegría verte dispuesto a ir a clases.


–Supervisor Astros…– Murmuró Clavel honrada.

–Esto mejora mucho tu perfil. – Continuó el hombre. – Les deseo suerte en la playa, y cuídense. – Tratando de calmar a Dásos. – No iré tras de ti, relájate. De momento no quiero presionarte para que no cambies de opinión.

–¿Se… seguro?

–Tengo que dar clases acá. – Miró a Coral. – No irá con ustedes el superior Gadiel, tiene asuntos que vigilar acá. – Despeinó a Dásos después de chocar la mano con Jean. – Tengan cuidado, de verdad. – Alejándose.

–Me puso muy tenso. – A Dásos se le iba a salir el corazón. – ¿Te llevas con él o qué? – Pensando en desconfiar de Jean.

–Astros es de los superiores simpáticos y agradables, envidio que sea tu supervisor por magia. Además sabe llevarse con todo el mundo, no le temas. Si tienes un problema ve con él, es lo mejor. Sea con quien sea él es el indicado.

–Pero no es de tu magia… De Coral y mío sí, magia de restauración, pero… ¿Tú también? ¿A quién deberías ir por magia?

Riendo. – Pues con "Sabio Supervisor Orintus"… Magia blanca pero… – Apenado.

–El padre de Jean es el supervisor de magia negra. – Dijo Coral muy tranquila.

–¡No lo cuentes a media escuela! – Boca abajo sobre la mesa, petrificado.

Coral sacó la lengua. – Perversión devuelta, por lo de anoche.

–Me ganaste…

–¿Ce… Ceirus? Así se llama, ¿no?

–Sí. – En un suspiro dejado, derrotado. Jean se reicorporó. – Por raro que suene soy mago blanco. No tengo habilidad especial alguna, estoy aquí sólo porque mi padre es el supervisor general de magia negra. Orintus no me aconseja mucho porque me manda con mi padre, es mi padre después de todo, pero mi padre me dice que Orintus es supervisor de mi magia… ¿A quién voy? Me decidí a que con ninguno, Astros es el mejor.

Dásos pensaba en el asunto. Quizás su concepto sobre Astros era muy diferente al verdadero perfil que ése hombre poseía.



Cuando los grupos A y C de cuarto año de alta magia iban camino a la playa en la mañana, varios de los cursos que tenían clases temprano salían de sus primeras lecciones a las siguientes o recibían un merecido receso.

–Sí…

–Y entonces.

Umi dejó de ver a sus amigas, descubriendo a alguien entre la multitud de alumnos. –Tengo que ir a hacer algo…

–¿Después sigues en clases, no es así? – Preguntó Rogue inclinando la cabeza.

Asintió. – Sí, sigo aquí, a ustedes les toca un rato libre, ¿No?

Onomi se colgó a Rogue. – Quiero ir al baño…

–Vayan, vayan, nos vemos en el almuerzo.

–¿No vienes con nosotras? – Onomi miró a Umi.

–Nones. – reiteró sonriendo muy dulce. Se apartó de ellas despidiéndose con la mano y fue esquivando alumnos y algunos maestros hasta dar con alguien. – ¡Dunkel!

Dunkel justo se detuvo al costado del pasillo, al lado de las ventanas. No esperaba ser llamado por nadie, de hecho estaba muy sorprendido. Descubrió a Umi y sintió una extraña incomodidad en su interior. Umi llegó jadeando a su lado, con toda la cabellera desordenada… – No iba a fugarme de la clase… – Le dijo.

Umi sonrió. – No te perseguía por eso, ni lo había pensado.

Dunkel retrocedió. – Y…

–¿Y?

–Si me buscas es por algo.

Entrelazó los dedos de las manos. – ¡¿Ibas al baño?!

–Que no… – Desconcertado. – Sólo dime qué quieres…

Suspiró aliviada. – Entonces no te interrumpí nada importante… Bueno quería pasar el receso contigo, la verdad me alegra mucho que hayas decidido regresar… – Se detuvo porque Dunkel le puso una mano frente a la cara.

–Yo salí del salón para estar solo un rato antes de la siguiente clase.

–Aoh…. – Dijo apagándose un poco. – Entonces lo hago rápido para dejarte tranquilo. – Intentando parecer animosa otra vez. Sacó algo de sus espaldas. – Toma, las guardé de la clase de cocina que tuve ayer. – Entregándole una pequeña bolsita hecha con una servilleta de tela.

–¿Porqué? – Recibiéndolo sin muchas ganas. No había que ser adivino pasa deducir qué cosas podrían ser.

Dentro de los cursos optativos estaba uno llamado por los alumnos "cocina" pero no se trataba de labores hogareñas netamente. Algunas clases sí eran actividades muy hogareñas, casi solían ser puras chicas, sin embargo también se veían conjuros basados en pociones, medicinas, venenos y en la creación de cualquier ingrediente que necesitara cierto proceso. Lo que no era mentira, era que de vez en cuando hacían verdadera cocina, y preparaban comidas normales o algunos dulces, para que la clase siguiente estuviesen preparados para asimilar el manejo de los instrumentos o las porciones, con cosas más complejas o delicadas.

Dunkel abrió el paquete y vio eran galletas, normales.

–El año recién empezó, estamos viendo cómo funcionan los hornos nuevos y otros implementos que trajeron en las vacaciones, el maestro nos dejó preparar lo que quisiéramos…– se tapó la boca. – Lo siento… Es que de verdad estaba contenta porque hayas regresado. Por favor acéptalas, porque te hacen falta.

–Qué hacerme falta. – Algo molesto, pero vio cómo ella le pegaba el polerón al torso, mostrando lo delgado que estaba.

–Aún no te recuperas, si te tocan las clases físicas pronto tu cuerpo se resentirá…

Dunkel la empujó. – No necesito de tu compasión. Si querías agradecerme lo de la batalla bastaba lo dijeras, pero no entiendo nada de lo que dices o intentas hacer, no te hagas la linda, piensas igual que los demás…

La campana sonó, la vio sollozar y morderse el labio y correr en otra dirección que no era la sala. Su cuerpo reaccionó lento y no la pudo agarrar. El brazo se le acalambró y quedó apoyado contra la ventana, aguantando el dolor. El paquete con las galletas en el suelo apenas salvó de ser aplastado por los alumnos que corrían presurosos a sus clases.

<<Desde ayer que se me acalambran los brazos y las piernas si me muevo muy rápido… Maldición…>> Alguien se detuvo frente a él. Alzó la vista y se topó con Gadiel, en el pasillo desierto. – Yo… Yo ya me devolvía a la clase… – Pensando lo "arrestaría" por llegar tarde, pero moverse era incómodo y punzante.

Gadiel se agachó a recoger el saquito de galletas sin decirle nada. Se acercó y se lo tendió. – Tómalo. – Dejándoselo casi frente a la cara.

Dunkel intentó alzar su brazo izquierdo pero el calambre lo atacó otra vez y no pudo.

–Te dije que lo tomaras. – Más severo.

Dunkel reaccionó que sí seguía en problemas, pero no entendía a Gadiel.

–No soy responsable de Umi, pero sí de ti. – Dijo desistiendo y tomándole la mano izquierda. – Qué tenemos. – Jalando con fuerza y haciéndolo reclamar. – Mi sospecha no estaba errada. – Miró el salón donde Dunkel y Umi deberían haber regresado. – Phileos no es muy comprensivo, si quieres suavizar el asunto, deberás venir conmigo a mi oficina.

<<"Suavizar", claro>>. Pensó con sarcasmo, recogido.

–Eso para tratar un problema, pero no te zafas de nada. – Tocándole el hombro y quitándole lo acalambrado. – Camina. – Amenazador. Dunkel no tuvo más opción que obedecer.
HAXIX

Capítulo introductorio

Fichas personajes principales



Parte 2

Todos los Capítulos





Me estoy desahogando así, no doy para escribir algo nuevo, pero sí para editar... Me siendo como Dunkel en estos momentos por eso recordé a Haxix. Frustrado por nada u.u
Comments2
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ExecutorCid's avatar
Salve:

"Antes de que te casaras con la almohada decidí quitártela."

Todo lo de la almohada fue épico, pero esto fue :rofl:


"–El padre de Jean es el supervisor de magia negra. – Dijo Coral muy tranquila.

–¡No lo cuentes a media escuela! – Boca abajo sobre la mesa, petrificado.

Coral sacó la lengua. – Perversión devuelta, por lo de anoche."

Coral sale de la timidez para ownear. XD

En Taro Adun